La Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) ha hecho público en el día de hoy el informe de “Evolución Económica” correspondiente al tercer trimestre de 2021, en el que desgrana que el valor añadido bruto no agrario de Balears ha experimentado un crecimiento real del 15,4%. Una tasa que se modera respecto del trimestre anterior (26,5%) –pues relaja el efecto rebote tras la paralización de la actividad en los primeros compases de la pandemia– y que, en todo caso, confirma que la economía de las islas se mantiene, técnicamente, en fase de expansión pues más de la mitad de los indicadores de actividad representativos siguen evolucionando en positivo (88,4% vs 66,7%, 2º trim.) y/o se aceleran (86% vs 82,8%, 2º trim.).
La economía vuelve a contar, este tercer trimestre, con la temporada turística
La economía balear ha dado continuidad durante el tercer trimestre al proceso de recuperación de la actividad en las distintas esferas productivas. Desde esta perspectiva, el valor añadido de los servicios ha mantenido su evolución en terreno positivo con un crecimiento real de 17,5%, tasa que modera la del trimestre anterior (28%) y deja entrever, todavía, un gap prepandemia (-17,6%) superior al del conjunto nacional (-5,5%). Es, precisamente, este mayor margen de mejora pendiente lo que explica en las islas el mayor repunte del terciario respecto del resto del país (4,8% vs 17,6%, 2º trim.), en un trimestre en el que los registros turísticos han confirmado cubrir alrededor de dos terceras partes de los niveles de 2019. Por su parte, la industria ha mantenido la recuperación de la mayoría de sus principales indicadores de actividad, con un valor añadido que ha rebajado su crecimiento interanual al 8,1% durante el tercer cuarto del año (vs -16,3%, 2º trim.). El secundario de las islas ha conseguido, así, en el tercer cuarto del año, reducir el gap respecto del valor añadido prepandemia por debajo de los diez puntos porcentuales (-7,8% vs -11,1%, 2º trim.) y extender la recuperación a las ramas manufactureras más tradicionales. Así mismo, la construcción ha puesto de manifiesto durante el tercer trimestre una tendencia a la moderación en su senda de crecimiento con un valor añadido bruto que ha revelado un avance real del 2,2%, tasa que contrasta con el repunte que había anotado en el trimestre anterior (20,5%) y que, como consecuencia, ha ampliado ligeramente el gap respecto al valor añadido bruto prepandemia (-7,2% vs -4,2%, 2º trim.). En conjunto, los registros de trabajadores afiliados a la Seguridad Social han arrojado durante el tercer trimestre el primer avance interanual en terreno positivo (7,6% vs -1,7%, 2º trim.), tendencia que en septiembre ha alcanzado un volumen de efectivos en activo equivalente al 94,3% del nivel de dos años atrás. De la misma forma, el tejido empresarial ha ido recomponiéndose con un mayor número de unidades en activo (2,7% vs -0,4%, 2º trim.), si bien la planificación de nuevos proyectos de inversión ha continuado supeditada a una formulación de expectativas, que todavía duda sobre el horizonte de normalización total de la actividad y, por tanto, de los ingresos.
El consumo y la inversión avanzan frente a nuevos riesgos en forma de inflación e incertidumbre
La demanda agregada de las islas ha contado durante el tercer trimestre con la aportación de la demanda externa, básicamente fundamentada en la favorable evolución, dadas las circunstancias, de las exportaciones de servicios turísticos. Este balance ha repercutido, en parte, en la recuperación de los principales componentes de la demanda interna, como son el consumo y la inversión. Principalmente, el gasto de las familias ha tendido a evolucionar al alza, de acuerdo con la minoración de restricciones y el retorno a buena parte de los hábitos sociales, aun conviviendo con la gestación de nuevas presiones inflacionistas.
El consumo privado ha vuelto a crecer, por segundo trimestre consecutivo, por encima del valor añadido bruto no agrario alcanzando, en el tercer trimestre, un crecimiento real del 15,9% y ha confirmado, así, que la recuperación del ciclo económico está bien anclada, aunque no exenta de riesgos. Si bien la estimación del tercer trimestre ha reducido prácticamente a la mitad el avance del segundo trimestre (32,3%), no se puede obviar que ésta incorpora un efecto base cada vez menor, toda vez que la mayoría de los indicadores parciales han continuado acortando progresivamente el gap que mantienen respecto del nivel prepandemia. Este es el caso, por ejemplo, del dispendio de los no residentes que, en su camino hacia la ‘normalización’, ha multiplicado por 2,7 veces el registrado el año anterior, mientras ha reducido su gap respecto del nivel prepandemia (-35,9% vs -70,9%, 2º trim.).
La inversión ha continuado durante el tercer trimestre sumando puntos porcentuales al crecimiento del agregado, si bien, tras el rebote experimentado el trimestre anterior, ha ralentizado la senda expansiva hasta anota un avance real del 7,3% (vs 22,7%, 2º trim.). Una desaceleración del pulso inversor que, en las islas, se ha producido con una menor intensidad que a nivel nacional, pues en esta demarcación ha vuelto a cultivar, nuevamente, el terreno negativo (-0,2% vs 18,8%, 2º trim.). Entre las causas que explican el mejor tono de la inversión balear sobresale la elevada correlación que mantienen los principales indicadores relacionados con la inversión productiva con el arranque de la campaña turística. Adicionalmente, el número de empresas disueltas ha experimentado un descenso significativo (-19,5% vs -3%, España), que contrasta también con el repunte del trimestre anterior (82,8% vs 157,4%, España). La recomposición del tejido cierra, pues, el tercer trimestre con un total de empresas en activo que equivale al 92% de las registradas dos años atrás, un porcentaje ligeramente inferior al conjunto nacional (95%).
Sin embargo, no se puede ignorar que la desaceleración del pulso inversor encuentra su principal razón de ser en la debilidad de las expectativas empresariales. Por tanto, a pesar de que el ciclo económico empieza a ganar tracción y los beneficios empresariales continúan mejorando, los planes de inversión se siguen posponiendo, mientras se prioriza la gestión de los efectos derivados de la crisis y se teme por la materialización de riesgos de ‘segunda línea’, como una subida de impuestos o un retraso en la asignación de la inversión pública ligada a la ejecución de los fondos derivados del programa Next Generation UE.
La temporada turística apoya la recuperación en todas las islas
Eivissa y Formentera han tenido el mejor comportamiento entre los meses de julio y septiembre, aunque no ha sido suficiente para evitar que se mantengan, un trimestre más, como las más alejadas de los niveles de actividad previos a la irrupción de la COVID-19 (-18,2%), por encima de la de Mallorca (-15,6%) y, principalmente, de Menorca (-14,8%). Desde el lado de la oferta, el mejor comportamiento de la economía pitiusa durante el tercer trimestre se ha fraguado desde todos los sectores de actividad, si bien ha sido el ámbito de los servicios desde dónde se ha realizado una mayor contribución al mejor desempeño de Eivissa y Formentera en comparación con el resto de las islas. No en vano, el sector servicios ha sido capaz de generar empleo en las Pitiüses (16,5% vs -0,4%, 2º trim.) a un ritmo significativamente superior al de Menorca (10,9% vs 3,1%, 2º trim.) y Mallorca (7,3% vs -3,5%, 2º trim.), favorecido, especialmente, por el mejor comportamiento relativo observado en los segmentos del alojamiento (32,5% vs 20%, Menorca), las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (18,9% vs 10,9%, Menorca) o el transporte (18,5% vs 10,6%, Menorca).
Eivissa y Formentera han aprovechado nuevamente el mayor efecto base –derivado de una mayor paralización de los flujos de visitantes en el ejercicio anterior– para impulsar la actividad turística a un ritmo superior al de su homóloga menorquina. Así lo ponen de manifiesto, tanto los registros de afluencia de visitantes como los de gasto turístico, que se han recuperado, entre los meses de julio y septiembre, en Eivissa y Formentera (168,8% y 200,5%, respectivamente) en una mayor medida de lo que lo han hecho en Menorca (102,3% y 118,7%, respectivamente).
Paralelamente, la construcción ha exhibido también el mejor pulso en Eivissa y Formentera. Así lo pone de manifiesto la evolución del empleo, que no tan solo han arrojado el balance interanual más favorable en las Pitiüses (3,4% vs 2,4%, Menorca), sino que se ha erigido en el territorio con mayor capacidad de elevar las cifras de empleo por encima de los niveles prepandemia (8,8% vs 3,4%, Menorca). En la misma línea, la última información facilitada por el Colegio Oficial de Arquitectos de la Islas Baleares (COAIB), referente al número total de proyectos de obra visados en los meses de julio y agosto, confirma la mejor versión del sector de la construcción en Eivissa y Formentera, al mantener la tendencia al alza del trimestre anterior (40%, julio; 8,1%, agosto), una circunstancia que no se ha producido en Menorca (-11,1%, julio; -13,3%, agosto).
De igual forma, el sector industrial pitiuso ha continuado recuperando actividad, entre los meses de julio y septiembre con una mayor intensidad que su homólogo menorquín. Al menos así se desprende de la evolución de la afiliación en el tercer trimestre, que ha confirmado el mayor ritmo de generación de empleo (5,7% vs 3,3%, Menorca) observado ya en el trimestre precedente (4,5% vs 2,1%, Menorca) y ha acumulado, así, más de tres años de comportamiento relativo más favorable en Eivissa y Formentera.
Las previsiones descansan en una aceleración durante los meses finales del año
Cerrado el tercer trimestre y, con este, la fracción del año en el que Balears sitúa, habitualmente, la mayor parte de su actividad, el reto descansa, en estos momentos, en la fuerza con la que se va a cerrar el año. Lo cierto es que los riesgos que subyacen a esta cuestión, aun siendo de índole puramente económica, se ciñen totalmente a las singularidades de la COVID-19, lo cual dificulta sobre manera anticipar con exactitud cuándo desaparecerán. De hecho, la entrada en escena de la variante ómicron en los últimos compases del ejercicio ya ha dado por confirmada una sexta ola que obliga a abordar la campaña de Navidad de manera distinta.
El actual contexto y la incertidumbre sobre la capacidad de sortear los obstáculos que han ido apareciendo en el camino, explican que una parte del crecimiento previsto para este año se haya pospuesto para el siguiente. En el caso de la economía nacional, cuyo retraso en la recuperación se ha tenido siempre en cuenta, dada la estocada asumida por la paralización de los servicios, el FMI se ha ratificado en moderar la tasa esperada para este balance (5,7%; -0,5 pp, respecto de octubre) y confiar, en mayor medida, en la capacidad de reactivarse en el siguiente (6,4%; +0,6, respecto de octubre), momento en que se conseguiría revertir el gap negativo prepandemia.
Ahora bien, el organismo internacional, así como queda implícito también en las previsiones emitidas por otros organismos, presume que, durante este cuarto trimestre del año, la economía española gozará de una nueva y significativa aceleración, con una tasa de crecimiento (7,4%) muy superior a la media de la zona del euro (4,9%). Cabría entender, pues, que Balears se adscribiría a esta tónica, si bien, a pesar del corto horizonte temporal que queda por descubrir en este momento del año, la incertidumbre es muy alta y las cifras con las que se resuelva la temporada festiva, a nivel interior, muy determinantes. Puedes ver el video de las declaraciones en el siguiente enlace: https://youtu.be/q6lzYchDIf8