-
“Estamos absolutamente de acuerdo con los objetivos de ahorro energético, que se deben compatibilizar con la actividad empresarial que genera riqueza y puestos de trabajo”, señala Carmen Planas, presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares
-
Se obliga a las empresas a tomar medidas sin diálogo previo y sin tener en cuenta las distintas características en función de su actividad
-
La inseguridad jurídica perjudica enormemente a la actividad económica que ya está muy castigadas por el aumento de costes y tras los años de pandemia
La CAEB indica que el Plan de Ahorro Energético aprobado por el Gobierno el pasado 1 de agosto y que entra en vigor este mismo miércoles establece, entre otras medidas, que la temperatura en los espacios comunes de la gran mayoría de las empresas oscile entre los 19 y los 27 grados, según sea de calefacción o de aire acondicionado, dejando su posible no cumplimiento a que se justifique la imposibilidad, y todo ello en función de la humedad relativa y de no entrar en contradicción con la normativa en vigor en materia de salud laboral, que establece una temperatura máxima de 25 grados en los trabajos que supongan un esfuerzo ligero. “Puede ser más confuso?” declara Carmen Planas, presidenta de CAEB.
Desde la patronal se defiende que las normas de obligado cumplimiento deben ser claras para evitar situaciones de inseguridad jurídica que afectan tanto al obligado a cumplirlas como al responsable de velar por su cumplimiento, y esta norma es confusa y contradictoria con normativa en vigor. Hay innumerable casuística que impide, en la práctica, garantizar una temperatura exacta en un establecimiento y, desde luego, es imposible garantizarla en todo el horario de apertura del mismo. La entrada y salida de clientes, la afluencia de los mismos, son factores que impiden la correcta aplicación de las medidas que se proponen.
Por otro lado, obligar a los establecimientos comerciales, de restauración, u otros con apertura el exterior, a mantener sistemas de cierre de puertas, sin tener en cuenta el tipo de establecimiento, es desconocer la actividad empresarial. Hay numerosos ejemplos de pequeños comercios en los que es absolutamente imposible abrir y cerrar puertas ante la entrada y salida de clientes. En primer lugar, porque en muchas ocasiones es más ineficiente que mantener un sistema adecuado presión inversa. En función del tipo de establecimiento, su tamaño, los expositores, etc, la instalación de sistemas de cierre es inviable técnicamente además de ir en contra de la propia rentabilidad de los negocios. Y todo ello al margen de la inversión necesaria a cargo de empresas que están sufriendo las consecuencias de la inflación y que aún no han superado la caída de ingresos después de los dos años de pandemia.
Basta conocer mínimamente la actividad económica de Baleares para entender que medidas como las que se proponen son de casi imposible cumplimiento para la gran mayoría de empresas, de todos los tamaños y de todos los sectores. Apagar los escaparates a las 22:00 en empresas que tienen un horario superior en, por ejemplo, zonas turísticas u otras es una medida que tampoco es de aplicación
“Desde CAEB apelamos al diálogo con las empresas. Apoyamos decididamente el objetivo de contribuir al ahorro energético. Por convicción, por conocimiento y por experiencia. Son las empresas las que más conocimiento tienen de qué medidas tomar para contribuir al objetivo de ahorro energético. Hay en Baleares innumerables ejemplos de ello, en todos los sectores. Se puede y se debe compaginar la actividad empresarial responsable con situaciones coyunturales como las que estamos viviendo”, afirma Carmen Planas.
“Como siempre hemos hecho, estamos a disposición del Govern y de los demás agentes sociales y económicos de Baleares para dar cumplimiento a las normas y contribuir al objetivo de ahorro energético”, concluye Planas.