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Gala del Empresario 2016

Intervención de Carmen Planas, presidenta de CAEB Jueves, 5 de mayo de 2016, 19,15h. - Escola d’Hoteleria (UIB)   Buenas tardes, La presidenta no ha podido venir así que, vicepresidente del Govern de les Illes Balears, presidente de CEOE, autoridades, empresarias y empresarios, amigas y amigos. Os agradezco, a todos y cada uno de vosotros, vuestra presencia. Representáis todos los ámbitos de nuestra sociedad. Por ello, que nos hayamos reunido todos, hoy, y aquí, aparte de otorgar a este encuentro la importancia institucional que corresponde, pone de manifiesto que cuantos aquí estamos, tenemos un sentimiento común: la vocación de servicio al progreso de nuestra comunidad. Un compromiso con el desarrollo económico y social (principalmente a través de la generación de riqueza y la creación de empleo) que, a todos, sinceramente, os honra. Quiero enmarcar este acto en este concepto porque creo que debe servirnos de reflexión, de catarsis, y de vínculo de unión. Honestamente, os animo a hacerlo, porque, si somos capaces de interiorizar la relevancia de este sentimiento común, de esta vocación que nos une, si lo hacemos, veréis en cuán leve, fútil e insignificante, se convierte lo que, (cuando lo hubiere), nos separa. En vuestras manos está el futuro de nuestra sociedad. Y yo os digo, que los empresarios, también asumimos la responsabilidad de este liderazgo social. Los empresarios emprendemos, invertimos, lo arriesgamos todo. Los empresarios somos los que creamos empleo. Esforzándonos en ser competitivos, generamos riqueza y contribuimos al bienestar social. Los empresarios ponemos todo de nuestra parte para que mejore nuestra sociedad. Yo provengo de una empresa familiar que siempre ha tenido en cuenta al trabajador. Tengo muy claro, porque así me han educado, porque así me lo enseñó mi padre, y porque yo misma he podido comprobarlo, que si los trabajadores se sienten parte de la empresa, si están satisfechos, todo funciona mejor. El factor humano es clave en cualquier empresa. Dejadme por favor, que os cuente brevemente una historia, que a mí me parece ejemplar, y que tenéis relatada en la publicación que os han entregado al llegar. Como sabéis, (y todos lamentamos), recientemente nos dejó Antonio Fluxá. Querido por todos, Antonio lideró su empresa durante décadas, la expandió internacionalmente, y llevó, lo mejor de esta maravillosa y amada tierra nuestra, más allá de nuestras fronteras. Tras su pérdida, en la comida de empresa de Navidad, surgió una, al principio, humilde iniciativa, que fue secundada por toda la plantilla y a la que nadie de la empresa dudó en sumarse. Días después, un sábado, a las siete de la mañana, los trabajadores, y muchos jubilados de la empresa, marcharon, desde la fábrica de Inca, caminando, juntos, subiendo, recordándole, hasta el Santuario de Lluc. Fue un homenaje, voluntario, sin nota de prensa, íntimo, y silencioso. Ese día, hubo hijos, nietos, y bisnietos, de familias vinculadas a la fábrica que fundó el abuelo de Antonio Fluxá hace casi un siglo y medio y que, en todo este larguísimo período de tiempo, no ha hecho sino, ofrecer futuro, generar prosperidad y, como resultado de ello, también afecto. Esta es una historia, de aquí, ejemplar, nuestra, que nunca ha sido publicada, y que creo que merece que todos conozcamos. Es la historia de un empresario. Sin embargo, hoy, lo que vende, es desacreditar al empresario, hacerle pasar por el explotador, el malo, al amparo de ejemplos tan aislados como condenables, pero que, en ningún caso, reflejan la realidad de nuestro tejido empresarial. Las empresas de Baleares son, en su inmensa mayoría, empresas familiares. En ellas, lo más frecuente es que el empresario sea un trabajador más, el primer interesado en que las cosas salgan bien, porque la empresa es su proyecto de vida y asimismo, es consciente de que si la plantilla trabaja motivada, satisfecha, en un entorno laboral seguro y saludable también mejora la productividad y la competitividad. En Baleares tenemos muchas empresas ejemplares, a algunas de ellas, desde CAEB, las hemos reconocido premiando su gran labor por destacar en ámbitos como la mejora del medio ambiente, su compromiso con la seguridad y la salud laboral, o por su innovación. Sin embargo, también creo que el camino recorrido (que, honestamente, considero que es muy largo) no nos exime de seguir luchando desde CAEB, con constancia y determinación, por un tejido empresarial más innovador, más eficiente, que integre propuestas beneficiosas tanto para la organización como para los trabajadores. Me estoy refiriendo a seguir avanzando en aspectos tan importantes como son la conciliación de la vida familiar y laboral, las políticas de igualdad, el ‘salario emocional’… Los empresarios somos conscientes de que afrontamos retos de transformación importantes para el futuro y para el progreso de nuestra sociedad. Pero, también creo, que hemos de ser capaces, todos, de interiorizar que el empresario genera valor, que contribuye a levantar nuestra economía. Hemos de reconocer que son las empresas las que contratan y las que invierten. Hemos de darnos cuenta de que nuestra sociedad no puede alcanzar el progreso y el bienestar que todos deseamos si no hay crecimiento y que no puede haber crecimiento sin inversión y que para que los empresarios inviertan hace falta, es absolutamente necesario, desde todos los ámbitos, un clima favorable de mejora de la competitividad. Creo, sinceramente, que todos los actores de la sociedad, aquí representados, hemos de hacer una reflexión tranquila inteligente para prestigiar la figura del empresario. Ésta es la razón que nos ha reunido, hoy, y aquí, y éste es el sentido del ‘Premio Empresario del Año’ que hoy entregamos. Hemos de promover entre todos que nuestros jóvenes vean en la creación de empresas una salida profesional de calidad y que, además, nuestros jóvenes entiendan que emprender es imprescindible para mantener la sociedad del bienestar en que vivimos. En las escuelas, en los medios de comunicación, también desde el gobierno y desde los sindicatos, se debería reivindicar el valor social del empresario, apoyar al empresario, más aún cuando se enfrenta, en todas las facetas de su gestión, a un complejo entramado técnico, jurídico y administrativo, que no sólo es difícil de asumir, sino que, con frecuencia, y como muchos de los presentes sabéis es incluso difícil, siquiera, de entender. Ser empresario es un gran reto, una gran aventura. Ser empresario es asumir un desafío diario, constante, que exige entrenarse, luchar, superarse, mejorar. Lo creo firmemente y yo os aseguro a todos que, como presidenta de CAEB: seguiré fomentando todo impulso al emprendimiento, seguiré tendiendo puentes con las instituciones para que apoyen a nuestros empresarios y seguiré promoviendo que desde las administraciones se generen las condiciones más adecuadas para que las empresas, todas, grandes o pequeñas, de todos los tamaños y de todos los sectores, puedan mejorar su competitividad y contribuir al crecimiento y bienestar de la sociedad de nuestras Islas. Solo así nuestras empresas podrán crecer. Solo así nuestras empresas podrán generar empleo estable y de calidad. Tengamos presente al empresario porque, que todos lo hagamos, es clave para la prosperidad, para el bienestar de la sociedad y para el futuro de nuestra comunidad. Hace dos años, cuando asumí la responsabilidad de presidir esta gran patronal empresarial, Baleares estaba en recesión. Hoy, nuestra sociedad avanza por en el camino de la recuperación económica. Hemos sufrido una larga crisis, la mayor de la Democracia, que estamos logrando dejar atrás gracias al esfuerzo de las familias y de las empresas. La recuperación está ganando terreno. Nuestra comunidad ha culminado ya seis trimestres consecutivos en positivo. Atendiendo a los datos oficiales, en este periodo, la regeneración del tejido empresarial de Baleares ha estado contribuyendo a que la reactivación del empleo y la normalización del mercado laboral de las Islas avance con una intensidad superior a la media nacional. Nuestra economía evoluciona positivamente en términos de crecimiento, de creación de empleo y de afiliación a la Seguridad Social y eso tiene una lectura positiva ya que significa que las empresas de Baleares estamos haciendo los deberes y los estamos haciendo bien. A lo largo de 2015, en Baleares, aumentó considerablemente el nacimiento de nuevas sociedades y el número de empresas se ha situado ya en el nivel más alto del último sexenio. Se ha más que duplicado el capital suscrito por las nuevas empresas y esta positiva evolución empresarial ha ido ligada, como no puede ser de otra manera, a la mejoría del empleo. El empleo ha mejorado en cantidad, puesto que hemos cumplido un trienio ininterrumpido de creación de puestos de trabajo en todos los sectores económicos, y, también, el empleo ha mejorado en calidad ya que llevamos dos años consecutivos de crecimiento de la contratación indefinida a un ritmo que ya alcanza al de los contratos temporales. No podemos, sin embargo, lanzar las campanas al vuelo, porque nos queda mucho por hacer. Hay muchas familias a cuyos hogares aún no ha llegado esta mejora y, si bien avanzamos por el camino adecuado, lo estamos recorriendo más lentamente de lo deseado. Nos gustaría dar respuesta cuanto antes a esas familias y, para ello, necesitamos que las administraciones contribuyan a crear un entorno de estabilidad y de seguridad jurídica que propicie el aumento de las inversiones y políticas que ayuden a facilitar el empleo y mejorar la competitividad de nuestras empresas porque, no me cansaré de repetirlo, esa es la única manera de que desde las empresas podamos crear nuevos puestos de trabajo. Debe primar el diálogo y, de la misma forma que los empresarios tenemos claro que las decisiones de inversión privada deben tener presente las actuaciones políticas, las administraciones públicas no deben tomar decisiones de espaldas a los empresarios. En este sentido, nuevos impuestos y nuevas normativas que limitan la actividad empresarial y que traen consigo inseguridad jurídica, ahuyentan la inversión, y no favorecen la competitividad de nuestras empresas ni, por tanto, la creación de empleo. Para crear empleo y para que puedan subir los salarios el camino no puede ser el de la incertidumbre, la subida de impuestos y el aumento de las cargas a las empresas. El camino no es poner un impuesto al turismo porque nuestro sector turístico es el eje sobre el que gira nuestro tejido empresarial. El turismo no es el problema. En Baleares, el turismo es la solución a la crisis y la puerta a nuestro progreso. Es responsabilidad de todos defender a nuestro sector turístico. Unámonos para obtener una mejor financiación que compense los costes de insularidad y nos saque definitivamente del furgón de cola de la financiación autonómica, pero unámonos también en defensa del turismo. En estos dos años al frente de CAEB, hemos reforzado la necesaria independencia de la institución y la hemos modernizado en consonancia con una realidad que siempre es cambiante. Desde el primer día apostamos por el conocimiento, para colocar “el saber” en la base de la toma de decisiones tanto públicas, como privadas. Queríamos tener respuestas fiables, empíricas, sobre la posición real de Baleares en el entorno internacional. Ese afán, nos llevó a liderar desde CAEB la creación de la Fundació Impulsa Balears. Una realidad en la que participan tanto el Govern como nuestras principales empresas y que hemos decidido abrir para compartir el conocimiento de las empresas con los agentes sociales y con toda la sociedad a través del Ágora-Impulsa. Y la verdad, científica y, por tanto, inapelable, es que en los últimos 15 años los ciudadanos de Baleares hemos visto disminuir nuestro nivel de renta. Hemos perdido calidad de vida y bienestar. Baleares ha erosionado su PIB per cápita más de un 18% mientras que el conjunto de España ha mejorado un 3%. Esto explica que Baleares haya descendido de la tercera posición a la séptima en el ranking nacional de renta per cápita. El reto, por tanto, no es de futuro sino de acuciante presente y está claramente definido: para recuperar los niveles de riqueza y bienestar, Baleares debe pasar a la acción. No perdamos ni un minuto, y hagamos que tanto el sector público como el privado, al mismo son, dirijamos nuestros esfuerzos a atraer capital productivo e inversiones ofreciendo confianza y seguridad jurídica. Solo así nuestras empresas podrán crecer, y, solo así, nuestras empresas podrán generar empleo estable, de calidad, con mejores sueldos y salarios que es lo que todos deseamos y lo que demanda la sociedad. Mis más sinceras felicitaciones a los finalistas de esta primera edición del ‘Premio Empresario del Año’. Familia Aguiló, de Juguetería La Industrial; señor Fontanet, de Grupo Fontanet; señor Roselló, de Space Ibiza; señor Florit, de Transunión. Todos vosotros encarnáis en primera persona los valores del esfuerzo, del emprendimiento, de la superación y del servicio a la sociedad. Sé que todos os merecéis este premio. Gracias a cuantos habéis colaborado para que este acto que hoy celebramos sea una realidad y lo siga siendo en los años venideros. Gracias a las más de ochenta organizaciones empresariales que se integran en el seno de CAEB, porque, mediante esta unión y, a través de nuestra confederación, de CAEB, suena con fuerza la voz empresarial. Este es un premio que emana de este casi centenar de organizaciones empresariales. Desde ellas se han propuesto las candidaturas, ellas son las que han decidido, y, en unos minutos, conoceremos todos al ganador. Gracias, a todos, por acompañarnos hoy en este acto de homenaje a la figura del empresario. A todos, con la mano en el corazón, os pido que colaboremos, juntos, para prestigiar la labor del empresario al servicio de la sociedad. Tengamos presente al empresario porque, que todos lo hagamos, es clave para la prosperidad, para el bienestar de la sociedad y para el futuro de nuestra comunidad, las Islas Baleares, esta tierra a la que tanto amamos. Muchas gracias.    
05/05/2016