Baleares se situó durante 2020 como la comunidad autónoma con más víctimas de violencia de género por cada 10.000 mujeres, con una ratio de 93,8, por encima de la media nacional que fue de 60,2, según el Informe anual publicado por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.
Acabar con esta lacra es un objetivo compartido como sociedad y requiere de alianzas y colaboración público-privada.
Las empresas tenemos la responsabilidad de generar empleo de calidad y de garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
Las organizaciones empresariales podemos contribuir activamente a favorecer la acción empresarial a favor de las mujeres víctimas de violencia y su participación en iniciativas como esta.
El confinamiento generado por la Covid-19 favoreció la perpetuación impune de la violencia de género en los hogares. Las víctimas debían convivir con sus agresores sin posibilidad de contacto con el exterior. Muchas de ellas perdieron sus trabajos y las bonificaciones por contrataciones de víctimas de violencia de género disminuyeron un 58% conforme a años anteriores. Por todo esto, es vital fomentar entre las empresas su compromiso con la inserción laboral de las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión social, entre ellas, las víctimas de violencia machista. La contratación laboral de estas mujeres es fundamental para lograr la erradicación de esta violencia, ya que sólo consiguiendo independencia económica y personal podrán romper el vínculo con su agresor y lograr su efectiva recuperación integral. Y para ello necesitan oportunidades laborales.
Uno de los factores a tener en cuenta es la estigmatización que las víctimas de violencia machista sufren por parte de la sociedad y de las entidades. Es por ello por lo que desde CAEB queremos ser un altavoz que ayude a reducir o erradicar los estereotipos asociados a la contratación de mujeres víctimas de violencia de género, impulsando así su contratación.
Asimismo, las empresas tienen un rol esencial en la sensibilización ante la violencia de género, ya que tienen contacto con una diversidad importante de población (trabajadores y trabajadoras, accionistas, proveedores…), lo que permite ser una importante plataforma de difusión para lanzar un mensaje claro en contra de la violencia de género y de conciencia sobre esta trágica problemática social.
No cabe duda de que las empresas que integran los valores sociales en su estrategia generan confianza, se diferencian de la competencia, aportan rigor y eficacia, retienen el talento, favorecen la productividad y, en definitiva, mejoran su competitividad y contribuyen al crecimiento de la economía y al progreso de la sociedad.